Por diferentes enfermedades que afectan al corazón, a algunos pacientes se les considera en alto riesgo de desarrollar arritmias ventriculares malignas que en ocasiones se pueden relacionar con complicaciones muy graves, incluyendo la muerte súbita cardiaca. Después de una juiciosa valoración del estado global de salud y de una estratificación (calificación) del riesgo arrítmico, se puede llegar a proponer al enfermo la colocación de un desfibrilador automático implantable (DAI o ICD, por sus siglas en inglés). El DAI es un aparato semejante a un marcapasos que se implanta por debajo de la piel del pecho, en la región infraclavicular. Un generador electrónico se conecta al músculo cardiaco mediante un cable-electrodo que se instala a través de una vena que discurre por debajo del hueso clavicular.
Habitualmente, la persona se hospitaliza el mismo día del implante. La cirugía se realiza bajo anestesia local y sedación ligera y tiene una duración aproximada de una a dos horas. Durante la operación se administra antibiótico para minimizar el riesgo de infección. Lo más común es que la recuperación sea rápida y el paciente pueda ser dado de alta al día siguiente, con algunas indicaciones para evitar la dislocación de los electrodos y el desarrollo de infecciones relacionadas con la cirugía. Los puntos de sutura se pueden retirar a los 7 a 10 días del procedimiento y para ese entonces el individuo puede realizar la mayor parte de sus actividades.
Este sofisticado dispositivo es capaz de detectar las arritmias cardiacas malignas (graves) y tratarlas con estimulación rápida o por medio de una descarga eléctrica que, en la mayoría de los casos, termina con dicho episodio. Después de implantado el DAI, se lleva un seguimiento clínico y con una computadora especial llamada programadora se puede extraer la información que sobre el ritmo cardiaco y el funcionamiento del DAI se ha almacenado. También pueden realizarse cambios que se consideren pertinentes en la programación del desfibrilador.
Dependiendo de sus circunstancias particulares, el paciente debe discutir con su médico sobre actividades específicas como la conducción de vehículos, el deporte, las relaciones sexuales, el consumo de medicamentos y alcohol, etc.
